domingo, 8 de noviembre de 2015

MIEDO, MUCHO MIEDO Y VERGÜENZA.

Estoy totalmente de acuerdo en la evaluación del profesorado y en la valoración de su práctica docente. 

Esta evaluación y valoración debería llevarse a cabo con todos los trabajadores de todas las Administraciones Públicas, no sólo con los docentes, pero como éste es mi campo a él me voy a dedicar. Como trabajadores de lo público debemos rendir cuentas a nuestro "público", los usuarios; padres y madres,  alumnos, y a toda la sociedad de contribuyentes que es la que paga nuestro sueldo.

Entiendo éste como un proceso de mejora, de recompensa a la buena labor, a la dedicación  hacia  el alumnado, al interés por formarse.

El filósofo José Antonio Marina en su propuesta a la reforma educativa a través del Libro blanco de la formación docente nos indica lo necesario que es poner en marcha un proceso de evaluación del sistema educativo para la mejora del mismo. 

Estoy totalmente de acuerdo con Marina pero necesito saber quién me va  a evaluar. Si la valoración de mi tarea docente va a estar en manos del actual equipo directivo del centro en el que trabajo, claramente digo no. Si la evaluación de mi trabajo la va a llevar la actual inspección educativa de la delegación correspondiente, claramente digo no. 

Hay que cambiar el sistema desde dentro, desde todos los estamentos para que la propuesta funcione; la elección de los equipos directivos, los consejos escolares, el cuerpo de inspección,... Necesitamos liderazgos competentes, una nueva organización de centros, una nueva metodología, la incentivación económica a la buena labor docente, dotación de medios y recursos que permitan el avance y la mejora.

En estos días preelectorales leo en prensa la negativa de unos y otros  a la idea de esta evaluación:

Los sindicatos se acogen al Estatuto del docente de 2007, aparcado en un cajón, para describir qué profesor del futuro queremos. El futuro cambiará cuando cambiemos el presente, si no lo hacemos nunca habrá cambio, seguiremos sumergidos en la mediocridad tan conveniente para los  que no quieren trabajar y que son de voto fácil.  ¿Por qué quedó el Estatuto del docente aparcado en el cajón?,  ¿qué intereses frenaron la finalización y vigencia de dicho documento?, ¿quién se ha acordado de dicho  Estatuto en estos 8 años? Nadie, porque no  interesa. Ahora el miedo al cambio de nuevo nos hace sacar  las uñas. ¡Cuánto tiempo hablando de un sistema educativo de calidad! No nos hacen falta más leyes, más estatutos, más regulaciones, sólo necesitamos ponernos manos a la obra. 

No entiendo la negativa de los docentes a ser grabado, considerada como una acción de acoso. Entiendo la negativa a que graben tu práctica docente cuando  sabes que no lo estás haciendo bien. Veo miedo, mucho miedo y vergüenza por parte de los docentes a que se conozca a qué te dedicas diariamente en tu aula con tus alumnos.

Llevo años buscando la forma de grabar mis clases para poder compartirlas. Lo consigo a ratos. Es una tarea difícil dar clase de inglés a alumnos de Infantil y grabarte al mismo tiempo. He intentado crear documentos y publicarlos en un blog didáctico What's on class? con los que poder compartir mi práctica docente. Una carrera llena de obstáculos. Los centros educativos deberían tener una red de formación interna en la que compartir con los compañeros las prácticas docentes que se están llevando a cabo. Los docentes debemos compartir, hacer público lo que hacemos. Nuestros dirigentes deben crear los cauces para que esta vía de formación e información sea efectiva.

Importantísimo  cambiar el sistema de ingreso al cuerpo de docente. 
Totalmente de acuerdo en la implantación de un MIR para docentes de nuevo ingreso.
Añadiría subir la nota de corte de ingreso en la Facultad de Ciencias de la Educación como primer filtro para seleccionar a los mejores. 

Por un lado frenar el coladero  para el ingreso a la docencia pública, por otro evaluar a los que ya estamos dentro.

Para llevar a cabo esta evaluación y valoración de los docentes públicos propongo lo siguiente: 
  • Dar mayor protagonismo y valor real a la Agencia Andaluza de Evaluación. Cuidar  la dirección de dicha agencia nombrando una Dirección General competente para el cargo y no considerarlo como un cargo político. Darle potestad y autonomía de gestión y organización para formar un equipo cuya única meta sea la mejora del sistema educativo en Andalucía.
  • Definir los criterios  que se van a evaluar. Tarea nada fácil pero esencial en cualquier evaluación.
  • Crear una metodología rigurosa y justa que permita evaluar de forma transparente.
  • Establecer una periodicidad para la evaluación, quizá no anual pues encarecería mucho el coste.
  • La evaluación debe llevarla a cabo equipos externos al centro, sin relación alguna con el evaluado. El equipo externo de evaluación estará formado por  miembros de otras comunidades autonómicas  diferente al del evaluado y por miembros  que no pertenezcan al ámbito educativo pero comprometidos socialmente.
  • Los equipos externos tendrán en cuenta la valoración de la comunidad educativa del evaluado; familias, alumnado, personal no docente. Los medios tecnológicos facilitan las encuestas masivas y su valoración.
  • Los resultados de los alumnos se tendrán en cuenta en la adquisición de competencias educativas y  con pruebas externas que evalúen los avances del alumnado siempre teniendo en cuenta el entorno socio-cultural y económico en el que se desarrolla. En los niveles en los que el sistema educativo exige una nota de ingreso sí se tendrán en cuenta los resultados académicos como responsabilidad del equipo docente que atiende a dicho alumnado.
  • Se establecerá la evaluación del centro y de los equipos docentes. Para que el docente no sea considerado una isla debe trabajar integrado en un equipo docente, departamento,  y en su centro escolar y ser responsable del buen funcionamiento de su equipo y del centro educativo en el que trabaja. 
  • A través de pruebas externas  llevadas por equipos externos evaluarán el nivel de competencias adquiridas por el alumnado. Estos equipos externos pueden estar formados por docentes de otros centros. 
  • Tras la valoración de la práctica docente, si esta es positiva, debe haber un incentivo económico.Si la evaluación es negativa carecerá de dicho incentivo, si la evaluación es reiteradamente negativa deben tomarse medidas, incluso llegar a la expulsión del cuerpo.
Debemos aprender de lo que funciona en otros países y adaptarlo a nuestra realidad. 

Llevamos años fabricando propuestas de mejora: Plan de calidad, pruebas externas, Estatuto del docente, una ley, otra ley, competencias educativas, ampliación de la educación obligatoria,... Vamos agotando vías sin llegar a ningún lado, denostando todas las posibles mejoras. Los partidos políticos las lanzan como señuelo para que el votante pique, los docentes sacan las uñas muertos de miedo a que les muevan de su poltrona. 

No soy,  ni quiero ser, una funcionaria más. 
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